miércoles, 29 de abril de 2015

La alimentacion de la abubilla

Mucho se ha escrito y hablado acerca de la abubilla y sus hábitos. Siguiendo la creencia popular de que huelen mal, la primera vez que observé una abubilla moviéndose por una arboleda, acudí allí y me puse a escudriñar todas los oquedades que había en los árboles, olisqueando agujero por agujero. Nada me olió distinto, sin embargo si pude oír al rasquido de las uñas de una de las aves al escamotearse dentro de un tronco y así descubrí mi primer nido de este precioso animal.

El resto de nidos que he descubierto después tampoco tenían un olor especial. El famoso mito del olor proviene de la existencia de una glándula llamada del obispillo. Siendo Obispillo: (= Rabadilla). Zona del cuerpo de un ave comprendida entre la espalda y la cola. Esta glándula es la que causa este olor desagradable con secreciones emitidas como defensa frente a los depredadores.

Durante el invierno recorro el bosque buscando rastros de vida e intentando adivinar donde podría reproducirse en un futuro. Estos indicios se encuentran a través de los restos de comederos y de nidos abandonados de temporadas anteriores. Generalmente, determinadas aves, tienen querencia a volver a criar en los mismos espacios en que lo han hecho en temporadas anteriores.

Este recorrido me ha ayudado a localizar dos nidos de abubilla esta temporada. Tal descubrimiento me ha conducido a mucha confusión. Ambos nidos se encuentran separados por apenas doscientos metros. El primero de ellos está a punto de acabar su periodo de cría y en el segundo están ahora con la puesta de huevos. Esto significa una diferencia de comportamiento de más de un mes. Siendo usual que haya diferencia de tiempo entre las puestas de las diferentes parejas, no es tan común este lapso tan extenso.
Ello me ha hecho recordar que durante el pasado invierno he observado una parejita pululando por esta zona de manera habitual. Esto me hace suponer que se trata de la pareja que ya ha iniciado la alimentación de su pollada en primer lugar: no ha tenido que migrar y ha tenido mucho tiempo para elegir ubicación.
La segunda pareja ha tenido que hacer un largo viaje desde África y cuando ha llegado muchos de los agujeros de los árboles ya están ocupados por pito real, picapinos, carboneros, herrerillos, capuchinos, etc.
La primera pareja ha convivido con domingueros, ciclistas, corredores, jinetes y coches. Esto de alguna manera les ha "humanizado" y me soportan en mi cercanía fotográfica, siempre que esta sea prudente. Esto me está permitiendo realizar unas sesiones fotográficas que me permiten captar toda su variedad alimenticia.
Como sabéis cada especie está especializada en un tipo de presas determinado. Las abubillas prefieren grandes insectos, lo más grandes posibles. Estos tiempos de clima frio y cambiante les está poniendo en dificultades para obtener sus capturas.
A pesar de ello estoy recogiendo algunas imágenes que os pueden ayudar a comprender, y documentar, su alimentación.

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